viernes, 8 de octubre de 2010

Sustituto


Nunca dije que era feliz. Cuando fui feliz lo supe, pero no lo dije. Cuando era feliz, antes. Con vos.

Busco un sustituto del amor para que no me ardas tanto. Un sustituto no es amor. El artificio no funciona.

Jia me mira y lo mira y me habla de vos. Aunque no te haya conocido me habla de vos.

Vos armaste este mundo de mentira donde vivo, para tenerme presa para siempre.

Jia lo sabe y me odia. Me dice "Ana" en mi sueño (en la realidad no dice mi nombre porque me habla con los ojos y los ojos no pueden pronunciar nombres).

En mi sueño mi gata dice Ana y yo le digo que ni mi nombre es mío. A pesar de mí misma, a pesar de todo, soy tuya para siempre. Sacame de la cárcel, amame otra vez.

No quiero más sustitutos, amame otra vez.

viernes, 30 de julio de 2010

Retorno

Hoy es mi cumpleaños, caótico cumpleaños a mí.

Hoy hace un año que empecé un blog. Caótico blog, maldito.

Lo odio y lo dejo, y vuelvo, como a ella. Vuelvo.

Este año soy demasiado vieja, sin más. Demasiado vieja hasta para llorar.

Veintisiete años. Todo distinto, todo igual.

Tengo una gata que se llama Jia, tengo un lugar sólo mío (para estar sola); tengo un diploma que no dice nada de mí, un mensaje de texto que no dice nada. Tengo certezas mudas y pasiones heladas y de ella, qué? un post fuera del tiempo.

Se ve que no siempre nos une el espanto. Acaso siempre nos separe el amor.

Ya no creo en el camino (ni en el hacer). No creo en el creer ni en el crear, no creo en las palabras de mujeres ni en la música.

Lo único que me separa del nihilismo es Jia... Y ese post extraño. Feliz cumpleaños a mí.

viernes, 18 de junio de 2010

Transformación


Tomo vino para recordarte. Odio el vino. Te odio.

Vos me dijiste: del vino no se vuelve, y te reiste. Ya me olvidé de tu risa, igual.

¿Y si vuelvo qué?

¿QUÉ?

Mi nariz llena de perfume de mujer. Ojalá hubiese sido un hombre, para no recordarte tanto. Para no verte tanto, para no verte siempre. Para no oler más perfume de mujer. Ojalá yo fuese un hombre. Ojalá vos. Ojalá vos fueras. Ojalá fueras qué. Ojalá fueras esos ojos que toman vino conmigo y se ríen. Ojalá fueras esa mano inexplicable que se mueve como una estrella lejana.

Yo tomo vino con ella para convertirla en vos. Ella toma vino conmigo para convertirme en alguien... A mí me da igual que ella se transforme o que me transforme yo. Me da igual que la lluvia caiga adentro o afuera.

Me gustaría decirte lo que vos siempre decías, pero no tuvimos tiempo de construir un siempre. Me da igual quien se transforme, pero no pasa nada.

Ella es ella, afuera no llueve, yo no soy la de tu fantasía, vos serás para siempre una mentira voluntaria.

jueves, 29 de abril de 2010

Soñar con vos


Tu imagen

(Silvio Rodríguez)



Tu imagen me llegó
a las seis menos diez
y no pude dormir
ni un instante después.
Te confundías con mis sábanas,
te me enredabas en la sien.

Lucías tan real
que casi fui feliz.
Pero a las seis y diez
me comprendí sin ti.
Eran mis solitarias sábanas
y una habitual mañana gris.

Y tú eras mi viento, mas no a favor.
Eras mi barca en el pedregal,
eras mi puerta sin tirador,
eras mi beso buscando hogar.

Y tú eras un parto de antigüedad,
maña de un diablo despertador.
Eras espuma de soledad,
carne con llagas de desamor.

Y así fuiste la otra mitad
de amanecer
que no alumbró jamás.

sábado, 24 de abril de 2010

Ya no sé ni por qué te escribo. Debería dejarte ir, ya lo sé.

Pero está la verdad.

La verdad es que sigo viéndote a través de tus mentiras y tu luz me sigue asustando. No tanto como a vos, creo. Me asusta que te conviertas en ese ser complaciente que inventaste para agradar. Para escapar. Sé que soy el yin de tu yang y en ese sentido no soy menos mentira que vos. Esta vez no es justo, no lo acepto.

Siempre te preguntaba si habías leído Solaris porque yo me sentía como Hari cuando vos me mirabas. No sé por qué te lo preguntaba tantas veces, creo que trataba de entender tu sonrisa enigmática cuando me decías que sí. Había algo en tu respuesta que no me convencía y ahora me doy cuenta de que Hari eras vos.

La escarcha que cubre tu cuerpo no me engaña. No me engañan tus intentos de ser cool. Te veo a tu pesar y a pesar de que salgas corriendo, de que me tapes de mentiras, a pesar de todo sé quién sos.

Ojalá algún día lo sepas vos.

viernes, 26 de marzo de 2010

No-tatuaje


Yo lo supe, lo sabía. Para vos es una pena que yo no sea obra de tu imaginación. Para vos yo valía mucho más como fantasía que como realidad. Para vos yo era fantasía o nada.

Yo amaba tus manos con uñas comidas y la voz que ponías cuando hablabas con tu gato. Amaba la sonrisa que se te escapaba cuando hacías un chiste y la manera en que tu cuerpecito se tumbaba sobre la moto cuando doblabas. Amaba a Luciana-persona cuando emergías de aquel lugar y me mirabas. Cuando me mirabas vos.

Yo amaba que quisieras escribir conmigo aunque no haya durado nada. Porque, amor de mi vida, yo sé que cometí el peor de los pecados. Yo te robé la fantasía, esa Ana misteriosa y fascinante. Te robé el derecho de sufrir por esa mujer extraña y malvada, te estafé porque yo era humana y nunca me lo perdonaste.

Me amaste a medias, si algo me amaste. Y eso, amada mía, nunca deja marca.

sábado, 20 de marzo de 2010

Literal

Te regalé una tetera china con dos tacitas. Sólo dos.
Como en cámara lenta te ví abrir el paquete -para vos ese regalo era yo misma- y en tu cara no se veía más que culpa y vergüenza, la culpa del desamor, la vergüenza de reconocer que yo era un capricho, la culpa de verme como persona y despreciarme, el desprecio.

En cámara lenta dijiste:

1- Qué lindo
2- Mi amor

... y destruiste el símbolo de lo que existía sólo para mí.

Voló por los aires misteriosamente y brilló la tacita mínima: blanca y celeste, con dibujos chinos como laberintos. Creo que en ese momento supe que había adivinado el final cuando compré las tacitas. Sólo dos.

Vos rompiste una y Benicio me miró a mí. A vos no, a mí. Y la habitación se llenó de símbolos. No quedó lugar para el aire -ni para mí-

Las dos actuamos como si fuera cierto cuando dije:

-las cosas son cosas, mañana compro otra.

Tengo una tacita china guardada en un cajón. Sólo una.

lunes, 15 de marzo de 2010

Cobardía

Óleo de mujer con sombrero

Una mujer se ha perdido
conocer el delirio y el polvo,
se ha perdido esta bella locura,
su breve cintura
debajo de mí.
Se ha perdido mi forma de amar,
se ha perdido mi huella en su mar.


Veo una luz que vacila

y promete dejarnos a oscuras.
Veo un perro ladrando a la luna
con otra figura que recuerda a mí.
Veo más: veo que no me halló.

Veo más: veo que se perdió

La cobardía es asunto

de los hombres, no de los amantes.

Los amores cobardes no llegan
a amores,
ni a historias,
se quedan allí.

Ni el recuerdo los puede salvar
,
ni el mejor orador conjugar.


Una mujer innombrabl
e
huye como una gaviota

y yo rápido seco mis botas,

blasfemo una nota
y apago el reloj.
Que me tenga cuidado el amor,

que le puedo cantar su canción.


Una mujer con sombrero,
como un cuadro del viejo Chagall,

corrompiéndose al centro del miedo
y yo, que no soy bueno,
me puse a llorar.
Pero entonces lloraba por mí,

y ahora lloro por verla morir.
Silvio Rodríguez

lunes, 8 de marzo de 2010

Exilio

Durante el tiempo de este duelo extraño, me será necesario pues sufrir dos desdichas contrarias: sufrir porque vos estés presente (sin cesar, a pesar tuyo?, de herirme) y entristecerme porque estés muerta (tanto, al menos como te amaba). Así me angustio (viejo hábito) por una llamada telefónica que no llega, pero debo decirme al mismo tiempo que ese silencio, de todas maneras, es inconsecuente, puesto que he decidido despreocuparme: pertenece solamente a la imagen amorosa de tener quien me telefonee; desaparecida esa imagen, el teléfono, suene o no, retoma su existencia fútil.
(¿El punto más sensible de este duelo no es que me hace perder un lenguaje, el lenguaje amoroso? Se acabaron los “Te amo”.)

Versión modificada de Roland Barthes, "Fragmentos de un discurso amoroso"

domingo, 28 de febrero de 2010

Saciar

Claro que es posible odiarte y amarte así. Ni siquiera encuentro la manera de encontrarlo extraño.

Intento calmar mi hambre de vos leyendo esa columna que me dedicaste en código secreto. Veo todo ahí escrito, todo está ahí mismo, está todo ahí.

Pero el mundo es de inspiración tantálica, como dice el cuento que te leí una vez en tu cama. Yo quería imaginar que a vos te daba vergüenza disfrutar de una actividad tan poco adulta ¡escuchar que te lean cuentos! Quería maginar que te gustaba y que te hacías un poco la indiferente, y fallaba. Pero en este caso no, este cuento te gustaba. Se llama "Tantalia" pero a vos se te daba por decirle "plantita trébol", y a mí me encantaba como curvabas la boca para enfatizar el diminutivo.
Porque el universo (no ya sólo el mundo) es de inspiración tantálica, es que
mi hambre de vos no se calma,

Y yo no podría saciar tu hambre de mí-