viernes, 18 de junio de 2010

Transformación


Tomo vino para recordarte. Odio el vino. Te odio.

Vos me dijiste: del vino no se vuelve, y te reiste. Ya me olvidé de tu risa, igual.

¿Y si vuelvo qué?

¿QUÉ?

Mi nariz llena de perfume de mujer. Ojalá hubiese sido un hombre, para no recordarte tanto. Para no verte tanto, para no verte siempre. Para no oler más perfume de mujer. Ojalá yo fuese un hombre. Ojalá vos. Ojalá vos fueras. Ojalá fueras qué. Ojalá fueras esos ojos que toman vino conmigo y se ríen. Ojalá fueras esa mano inexplicable que se mueve como una estrella lejana.

Yo tomo vino con ella para convertirla en vos. Ella toma vino conmigo para convertirme en alguien... A mí me da igual que ella se transforme o que me transforme yo. Me da igual que la lluvia caiga adentro o afuera.

Me gustaría decirte lo que vos siempre decías, pero no tuvimos tiempo de construir un siempre. Me da igual quien se transforme, pero no pasa nada.

Ella es ella, afuera no llueve, yo no soy la de tu fantasía, vos serás para siempre una mentira voluntaria.