miércoles, 21 de octubre de 2009

Vino

No había vino, antes de vos (existía, pero era desconocido). Creía saber que no me gustaba, que no era para mí.

Pero vos viniste con tu gato silencioso y tus muchas palabras.

Después vinieron tu sonrisa transparente y vino-tu-vino de rubí.

Acepté el vino por cortesía o por vergüenza... a la sonrisa no la acepté, se me metió solita en el alma.

Me pierdo, a veces, en la complejidad de aromas y colores, en las múltiples memorias sensoriales y en lo desconocido.

A veces, me miro en tu copa y me veo yo-otra:

Sonriente yo-roja
Surreal yo-feliz
Borracha yo-amor
Desnuda yo-tuya

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