
Pero vos viniste con tu gato silencioso y tus muchas palabras.
Después vinieron tu sonrisa transparente y vino-tu-vino de rubí.
Acepté el vino por cortesía o por vergüenza... a la sonrisa no la acepté, se me metió solita en el alma.
Me pierdo, a veces, en la complejidad de aromas y colores, en las múltiples memorias sensoriales y en lo desconocido.
A veces, me miro en tu copa y me veo yo-otra:
Sonriente yo-roja
Surreal yo-feliz
Borracha yo-amor
Desnuda yo-tuya
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